viernes, 30 de noviembre de 2007

Reseña - Silvina Ocampo



Salve, damas, caballeros y demás entes de sexo todavía por discernir. En el día de hoy he tomado el teclado con el ansia de dar a conocer a que fue esposa de Bioi Casares y amiga de Borges. Su obra no es tan conocida como la de los otros dos autores, pero también cultivo el género del relato con notable éxito.

La buena señora venía de familia burguesa de gran posición cultural. Pasó un tiempo en París (cosa que según me parece entender, hacían todos y cada uno de los intelectuales hispanoamericanos de la época, que carencia de originalidad...) y allí estudió pintura. De vuelta a Buenos Aires conoció a Borges y Casares y comenzó su obra. Fue tanto poetisa como relatista, y también tiene en su haber novelas y obras de teatro.

Por mi parte le conocí el pasado miércoles en la asignatura "Narrativa hispanoamericana del s. XX", que es mi favorita y me causa graves problemas depresivos por no poder leerme todos los libros interesantes de los que hablamos. La cuestión es que se trata de una señora de gran manejo de la lengua que escribía unos relatos fabulosos.

Algunos de sus libros son "La furia y otros cuentos", "Autobiografía de Irene", "Los días de la noche" , "Lo amargo por lo dulce"...
Puedo decir que a mi personalmente, me enamoró con este párrafo de uno de sus relatos más famosos: "Informe sobre el Cielo y el Infierno"

Si el viento ruge, para ti, como un tigre y la paloma angelical tiene, al mirar, ojos de hiena, si el hombre acicalado que cruza por la calle, está vestido de andrajos lascivos; si la rosa con títulos honoríficos, que te regalan, es un trapo desteñido y menos interesante que un gorrión; si la cara de tu mujer es un leño descascarado y furioso: tus ojos y no Dios, los creó así.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

J. L. Borges - Diálogo sobre un diálogo

Os dejo con un cortísimo y curioso cuento de Borges, para que digan que no me acuerdo de mis (por suerte o por desgracia, escasos) lectores:



A- Distraídos en razonar la inmortalidad, habíamos dejado que anocheciera sin encender la lámpara. No nos veíamos las caras. Con una indiferencia y una dulzura más convincentes que el fervor, la voz de Macedonio Fernández repetía que el alma es inmortal. Me aseguraba que la muerte del cuerpo es del todo insignificante y que morirse tiene que ser el hecho más nulo que puede sucederle a un hombre. Yo jugaba con la navaja de Macedonio; la abría y la cerraba. Un acordeón vecino despachaba infinitamente la Cumparsita, esa pamplina consternada que les gusta a muchas personas, porque les mintieron que es vieja... Yo le propuse a Macedonio que nos suicidáramos, para discutir sin estorbo.


Z (burlón)- Pero sospecho que al final no se resolvieron


A (ya en plena mística)- Francamente no recuerdo si esa noche nos suicidamos.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Las horas - Michael Cunningham



Hoy, por estas extrañas coincidencias de los horarios, me he hecho un pequeño hueco que me ha apetecido rellenar escribiendo algún artículo. ¿Qué tema tratar? La verdad es que en tanto tiempo como llevo sin escribir, he tenido una buena cantidad de ideas y reflexiones que hacer... Sin embargo, por alguna razón, lo que más me atrae es hacer una pequeña reseña sobre el libro que estoy releyendo: Las horas, de Michael Cunningham.




La novela narra la historia de tres mujeres y tres generaciones: Virginia Wolf (una escritora inglesa con problemas mentales de 1923), Laura Brown (un ama de casa de 1949) y Clarissa Vaughan (una escritora lesbiana de finales de los 90). La historia se divide en capítulos, cada uno enfocado sobre una de las mujeres y uno de sus días. Virginia Wolf despierta en una casa de campo, deseando escribir y volver a la ciudad. Laura, embarazada y en un matrimonio que parece ideal, se enfrenta a la tarea de hacer una tarta de cumpleaños para su marido. Clarissa, por su parte, sale a dar un paseo y a comprar flores para una fiesta.




La historia consiste en eso: un día en la vida de tres mujeres de épocas muy distintas pero con similitudes que se van haciendo más y más obvias conforme avanza la novela. Está escrita con un estilo de monólogo interno en un enfoque especialmente lírico, vitalista y quizás, obsesivo. Pequeños detalles de la vida permiten a las mujeres reflexionar sobre su propia existencia, examinan al detalle cada paso del día a día intentando extraer de él todo el significado posible. Son reflexiones llenas de belleza, de un sorprendente amor a la vida que se evidencia incluso en el prólogo, cuando Virginia está suicidándose (logicamente, años después del día que se narra).




Sin desvelar detalles de la trama y/o argumento, es esto todo lo que puedo escribir: no querría aguaros la intriga. Personalmente he de decir que tanto por su trama como por su genial estilo es uno de mis libros favoritos. Dejad que os coloque algunas citas:




"Ella ha fracasado. A decir verdad, no es una escritora en absoluto; no es más que una excéntrica con talento. Reflejos del cielo brillan en los charcos formados por la lluvia de la noche anterior. Los zapatos se hunden levemente en la tierra blanda. Ha fracasado y ahora vuelven las voces, que murmuran nítidamente fuera de su campo de visión, a su espalda, aquí, no, se gira y se han ido a otro sitio" -Virginia




"Que emoción, que shock, estar vivo en una mañana de Junio, próspero, casi escandalosamente privilegiado, con una simple tarea que hacer. Ella, Clarissa Vaunghan, una persona corriente (a su edad, ¿para qué molestarse en negarlo?) tiene flores que comprar y una fiesta que dar." -Clarissa




"Ha sabido que le iba a costar trabajo creer en sí misma, en las habitaciones de la casa, y al lanzar una ojeada a ese libro nuevo en la mesilla, depositado encima del que terminó anoche, ha extendido la mano hacia él automáticamente, como si leer fuera la primera, singular y más obvia tarea del día, la única manera viable de realizar el tránsito desde el sueño a las obligaciones." -Laura



PD: Y si, queridos lectores: hay una película basada en la novela.





jueves, 1 de noviembre de 2007

El chiste de la semana

Bueno, ultimamente no tengo tanto tiempo como desearía para dedicar a esto... de todos modos, os dejaré con el chiste que me encontré el martes pasado... basado en hechos reales:

"Un filósofo le dice a un matemático:
-La filología es inútil.
-Eso es una redundancia"

Tampoco es que las carreras del señor Hilario y el señor Quesada reluzcan por la enorme cantidad de salidas y utilidades prácticas, ejem...